Que viene, que viene

Vuelan plumeros por todas partes. Particularmente no entiendo cómo ni por qué la Federación Española de Fútbol puede aceptar la inscripción de un club en dos categorías diferentes, pero me he propuesto no hablar más de las patéticas pataletas del Deportivo ni de las sesgadas informaciones que, firmadas por periodistas gallegos, salen publicadas en ciertos medios que presumen de rigor. A veces el descenso en los kioscos viene precedido de una caída en principios éticos.

Deberíamos ocuparnos de problemas más comunes y generalizados. La economía no va a dejar al fútbol al margen de su precaria e inquietante crisis. No me parece normal que el presidente del Barça, o lo que sea que es, vaya por ahí tratando de esconder su triste figura anunciando bajas y fichajes como si su tesorería viviera en un mundo aparte al de los demás. Y todo después de firmar un ERTE por el que sus futbolistas renunciaron al 75 por ciento de sus estirados emolumentos.

La realidad se impone. Se engañan aquellos que aseguran poder cambiar sus planes y reorientar sus plantillas hacia sus propias fábricas, también llamadas canteras. En primer lugar porque son caras y quien crea lo contrario no sabe de qué va la película. Como en cualquier otra esfera de empresas los tiros van a ir hacia la renegociación de contratos, procurarse cesiones y reducir personal al mínimo posible, sin olvidar el capítulo de primas que no quedará exento.

Veamos el ejemplo del Mallorca solo porque es el que nos resulta más próximo. Su excesiva nómina no lo es tanto por el número de efectivos que dificultan el trabajo de los técnicos, sino por la necesidad de aligerar costes. El Levante también tiene más de treinta profesionales firmados, como casi todos. Y aunque de inmediato puede que el gobierno sea condescendiente con la publicidad de las casas de apuestas, las televisiones paguen menos pero paguen y la FIFA aparque momentáneamente el veto a la cantidad de jugadores que cada club puede ceder a otros, el terremoto económico asoma a la vuelta de la esquina y es mejor tomar posiciones cuando aun hay tiempo.