Sarver puso a Molango

Si yo invirtiera capital en una empresa extranjera procuraría dejar al frente de ella a un profesional experto, capacitado, con conocimientos en la materia, bien relacionado y apreciado por las gentes del lugar. Es todo lo contrario de lo que ha hecho Robert Sarver al poner a los mandos del Mallorca a un abogado sin experiencia en las labores que desempeña, conocimientos parciales, sin contactos y ninguna empatía con la sociedad mallorquina. Maheta Molango no se ha ganado absolutamente a nadie y, por el contrario, los americanos optaron por deshacerse antes de Monti Galmés, que les había advertido de la tozudez y escasa modestia del CEO en quien decidieron seguir confiando pese a sus malos resultados económicos y, hasta el ascenso, deportivos.

No se puede ir toda la vida a remolque de un aura de salvadores del club,  suponiendo que queramos reconocerles este mérito, ni de haber reconquistado la primera división como si nunca la hubiéramos disfrutado antes, ni de visitas en las redes sociales o incursiones en el mercado asiático a través de un futbolista a préstamo cuyo coste, dos millones,  hay que amortizar en una temporada. Y en efecto, si bien ha patinado en casi todas sus apariciones en los medios, ante una afición que no le quiere, no genera grandes simpatías entre las agencias o agentes e intermediarios, ni siquiera en sectores afines a jugadores presionados a la hora de negociar contratos y renovaciones, no puede salir de rositas aquel o aquellos que le nombraron sin conocerle, por pura recomendación.

Pero todo esto y compartido por mayorías más que suficientes debe considerarse totalmente ajeno a los resultados y la clasificación final del equipo. La mala gestión, reflejada también en el fracaso del derruido Lluis Sitjar con sus copropietarios, es la misma independientemente de lo ocurrido en el terreno de juego. Fue pésima en el descenso a Segunda B y no ha cambiado a su paso por la A ni Primera.

Por supuesto lo verán más claro cuando entiendan cuáles son los objetivos de un Fondo de Inversión y no se dejen convencer por inexistentes sentimentalismos que solo anidan en el corazón de un público honesto, pero no importa lo más mínimo al poseedor del dinero.