Sentido y contrasentido
No está mal la cifra de algo más de 16.000 abonados que ha hecho oficial el Mallorca si tenemos en cuenta que su récord se cifró en los 18.000 que ocuparon las gradas del Lluis Sitjar tras el primer ascenso de la era Contestí a primera división.
Lo que ya no está tan bien es que cierren algunas zonas de las tribunas y reduzcan así voluntariamente el aforo del multiusos que baja de una capacidad de 24.000 espectadores a los 20.000 que quedan una vez que no se contabiliza la capacidad del fondo norte, sino solo la de su añadido, la grada bautizada con el nombre del viejo estadio o histórico presidente, según cada cual lo quiera interpretar o entender. Y tampoco, según deduzco de cuanto trasciende a las redes sociales, que el servicio ofrecido a los seguidores al darse de alta ha sido de lo más moderno, profesional y cómodo.
Comprendo que las lonas publicitarias generan algún ingreso, pero sacrificar le estética del recinto me resulta provinciano y reprobable, además de poco respetuoso para el público y lesivo ante la eventual organización de encuentros internacionales de medio o alto nivel. Por no hablar de la sinrazón moral que se enfrentaría al argumento de eliminar las pistas de atletismo, una cuestión que bien haría en trabajar Maheta Molango con el Ajuntament a imitación de lo que ha hecho la Real Sociedad o hizo en su día el Deportivo. Para plantear tal posibilidad, mejor sin lonas. De verdad.