Un grano en el culo

Planificar la próxima temporada no será fácil para ningún equipo. La injerencia del Mundial de Quatar en medio de las competiciones domésticas complicará un calendario que será todavía peor para aquellos que disputen Champions o Europa League pese a que tradicionalmente se interrumpan ambas entre diciembre y marzo. No olvidemos a los de primera división inmersos en la Copa del Rey.

No, no voy a insistir en las bacanales deportivas que se montan al margen de los clubs. Luis Rubiales es un aprendiz comparado con los jerifaltes de UEFA y FIFA. Cada cual que opine cómo y cuánto quiera. Si cabe consignar que preparar una liga que tendrá que parar al menos durante un mes sin haber alcanzado su ecuador y volverá a los terrenos de juego a las puertas de la Navidad causa a técnicos y plantillas algo más que una simple preocupación.

Puede que lo consideren una locura, pero dado que a la selección solamente van 25 jugadores de cada país, sería todo un detalle mantener la programación habitual de cada año y que cada equipo prescinda de sus internacionales mientras dure la Jules Rimet de Arabia. Algunos, créanme, no son tan imprescindibles. Por supuesto que ni Infantino ni Ceferin ni sus necesarios colaboradores permitirían la competencia televisiva de otros encuentros pese a que gocemos preferentemente de un Elche-Osasuna antes que de un Senegal-Corea del Sur.