Un profesional honesto

Pep Lluis Martí es el octavo entrenador cesado en lo que llevamos de temporada en segunda división y el primero que no tenía a su equipo en posiciones próximas al descenso en el momento del cese, aunque si es verdad que el Leganés va por debajo de sus propias expectativas y con un cierto desequilibrio entre su presupuesto, su límite salarial y su clasificación, muy alejado de los puestos de ascenso directo y demasiado cerca de abandonar los que dan derecho a disputar el «play off».

Sin duda es un duro golpe el recibido por el mallorquín, que ha estado dos veces a punto de entrenar en Primera de haber conseguido subir primero al Tenerife, con el que perdió en Getafe y después al Deportivo, una historia más reciente y que el mallorquinismo aun recuerda para desgracia suya. A pesar de todo este cartel le bastó para que en Gerona confiaran en él, sin éxito, y ahora en Butarque, dos reveses que probablemente rebajarán sus previsiones de futuro a la par que su cartel y su caché.

Martí fue un futbolista honradísimo. Brilló en el Sevilla, después de hacerlo en el Heliodoro Rodríguez, y repitíó rendimiento, honestidad y entrega en el Mallorca a las órdenes de Gregorio Manzano. No ha tenido fortuna o le ha faltado ciencia en los banquillos. Ahora tendrá la ocasión de revisar sus métodos, ver dónde, cuándo y cómo se ha equivocado si considera que lo ha hecho porque, a veces, es mejor volver al punto de partida y replantear el itinerario para no perder la perspectiva del camino.