El Mallorca encarriló el partido ante el Lugo con un gol de Dani Rodríguez, decisivo en los dos posteriores también, a los cuatro minutos con un comienzo vertiginoso en el que dejó claro quién y cómo iba a mandar a lo largo de toda la mañana. El mazazo de penalti con el tiempo reglamentario cumplido elevó al marcador la manifiesta inferioridad de los gallegos, romos en ataque y desastrosos en defensa y medio campo.
ALINEACIONES:
R.Mallorca.- Reina (1), Sastre (1), Valjent (1), Raillo (1), Estupiñán (1), S.Sevilla (1), Pedraza (1), Ariday (1), Dani Rodríguez (3), Lago Jr. (2) y Budimir (2).
Minuto 51, Baba (1) por Pedraza. Minuto 69, Leo Suárez (1) por Ariday. Minuto 80, Alex López (-) por Budimir.
C.D.Lugo.- Juan Carlos (1), Gerard (1), Menosse (0), Vieira (1), Campabadal (1), Seoane (0), Pita (0), Tete (0), Aburjania (0), Lazo (0) y M.Barreiro (0).
Minuto 53, C.Herrera (0) por Aburjania. Minuto 57, Juan Muñiz (1) por Lazo. Minuto 73, T.Martínez (0) por M.Barreiro.
ARBITRO:
Areces Franco (1) del Comité de Asturias. No se complicó en ausencia de acciones dudosas. Si acaso barrió ligeramente para casa en el centro del campo, mostrando dos tarjetas amarillas a los visitantes cuando no habían transcurrido ni 10 minutos. Amonestó a Lazo, Pita, Gerard, Menosse y Vieira del Lugo y a Pedraza del Mallorca.
GOLES:
Minuto 4, Budimir centra raso desde la línea de fondo y Dani Rodríguez se anticipa en el primer palo. 1-0
Minuto 68, Lago Jr supera a su par y centra al punto de panelti donde Dani Rodriguez cabecea sin oposición. 2-0
Minuto 92, Vieira derriba a Dani Rodríguez en el lateral del área y Lago Jr. marca de penalti. 3-0
COMENTARIO:
El Mallorca metió al Lugo en un mar de turbulencias. A los 10 minutos ya había creado dos ocasiones de gol y marcado uno, además de provocar dos tarjetas amarillas sin que los gallegos hubieran olido todavía el césped de Son Moix. Les entró un mareo del que no se recuperaron durante toda la mañana, plomiza y calurosa para ellos. Los escasos y veteranos peones de sus limitadas filas, técnica y físicamente hablando, abdicaron muy pronto ante el reinado de Dani Rodríguez y Lago Junior, apoyados en un Budimir coronado en su parroquia. El vértigo de este comienzo facilitó un final de poder y gloria que mantiene a los de Vicente Moreno en la lucha por el play off.
El técnico valenciano optó por su once más reconocible. En casa y con gaseosa decía Alfonso Guerra, en tiempos más brillantes del PSOE, así que esta vez nadie reivindicó experimentos y mientras los locales jugaban de memoria, los visitantes hicieron honor a su tarjeta de presentación: frágiles en defensa e inexistentes en ataque. Lo que antaño fue un doble pivote, se quedó en apenas medio eje. Del tradicional Seoane-Pita, solo queda una sílaba a elegir. Salva Sevilla mantiene nombre y apellidos, igual que el bigoleador de la matinal, curiosamente de origen celta perfectamente adaptado al sur. Dos goles y un penalti, síntomas de su decisiva participación y de la decadencia de un contrincante, ni enemigo ni rival, abocado al abismo del descenso.
En términos pugilísticos el primer golpe dejo k.o al perdedor, que se mantuvo en estado catatónico el resto del combate. Resistió tratando de plantar cara en lugar de parapetarse y esperar una ocasión afortunada. Craso error. Ya sin resuello le desfiguraron el rostro por no haber sabido restañar el simple sangrado de una ceja. No solo no acertó al cerrar espacios, sino que cuando los buscó con lentitud, imprecisión y testarudez, fue sorprendido al contraataque con en medio de un mar de huecos de tamaño desproporcionado. El castigo aun fue menor del que pudo recibir. Aun hay diferencias entre un equipo que intentar formar parte del pelotón de cabeza frente a otro que solo puede aspirar a no llegar a la meta fuera de control. El fútbol presenta conatos de locura, pero no sufre enajenación crónica.
Todo empezó con el público por llegar y acabó después de marcharse. Entre medias, el bueno y el malo. Sin el feo.