Viento a favor (1-0)

Cuando el partido agonizaba sin que el viento, protagonista, amainara, apareció Dani Rodríguez, que no lo había hecho en todo el partido, para culminar una carrera en banda con un pase preciso sobre Amath quien, burlada la mal colocada zaga gerundense, se plantó solo ante Juan Carlos para batirle con facilidad de un remate raso. Tal vez demasiado premio para un Mallorca inexistente en la segunda parte y justo castigo a un Girona impreciso, especulativo, lento y reiterativo que no supo jugar sus bazas cuando las tuvo.

ALINEACIONES:

R.Mallorca.- Reina (1), Sastre (1), Valjent (2), Raillo (2), Oliván (1), Galarreta (1), Salva Sevilla (1), A. Sánchez (2), D.Rodríguez (1), Amath (2) y Abdón (1).

Minuto 70, Mboula (-) por A. Sánchez. Minuto 72, Lago Jr. (-) por Sastre, lesionado. Minuto 76, Febas (-) por Salva Sevilla y Marc Cardona (-) por Abdón.

Girona FC.- Juan Carlos (1), Calavera (0), S.Bueno (1), Bernardo (2), Aday (1), Monchu (0), Cristóforo (0), Sylla (1), Pablo Moreno (1), Samu Sáiz (1) y Stuani (0).

Minuto 63, Bárcenas (1) por Pablo Moreno. Minuto 87, Nahuel Bustos (-) por Samu Sáiz.

ARBITRO:

Muñiz Ruiz (2) de Galicia. Sin errores apreciables. Anuló un gol al Girona en el primer tiempo por fuera de juego claro de Pablo Moreno en un fallo estrepitoso de Reina. Mostró tarjetas amarillas a Antonio Sánchez, Valjent y Oliván, del Mallorca y a Monchu, del Girona.

GOL:

Minuto 91, contra de Dani Rodríguez que se lleva la pelota a trompicones por la banda izquierda, se deshace de sus perseguidores y filtra sobre Amath, a la espalda de Monchu y lejos de Aday, que solo tiene que rematar raso sobre la salida desesperada de Juan Carlos. 1-0

LO QUE EL VIENTO NO SE LLEVO

Uno observa la alineación del Mallorca y ve más o menos lo de siempre, sin sorpresas. Luego mira la del Girona y cree adivinar un once atrevido y dispuesto a encarar al anfitrión al ataque y a pecho descubierto. Al minuto de empezar a rodar el balón, puro espejismo. Sin ninguna creatividad en el centro del campo, dominado a placer por el Mallorca , intentar un fútbol directo con el viento en contra era cosa de locos. De hecho Galarreta aplicaba la lógica, Salva Sevilla la ejecutaba y Brian Oliván, más solo que Tom Hanks en «Naúfrago», recorría su banda para martirio de Sylla, que se quede donde está, corriendo detrás del lateral y el medio volante como el resto de sus compañeros. Con Stuani resignado a la vigilancia de Valjent y Raillo, sin bajar nunca a por la pelota o abrir espacios, el primer plato, el segundo y el postre esperaban en la cocina a ser servidos en la mesa de los locales. Lástima que Abdón, el autor del que sería luego el gol de la victoria y el intrépido Dani Rodríguez no habían sido invitados al convite.

Solo hay una cosa peor que jugar con viento y es dejar la tarea a cargo del dios Eolo. Cuando le veleta sopló viró del otro lado tras el descanso, emergió la figura de algunas de las estrellas visitantes, no todas, a la par que los de Luis García Plaza pasaban inadvertidos. Apareció Samu Sáiz y Reina desbarató con el hombro la única aparición de Sylla en el área rival durante toda la noche. Francisco, desde el banquillo, cambió cromos. Es lo que tiene jugar Copa entre semana y dar más importancia a una eliminatoria inútil en una competición de corto recorrido sin premio que a la larga guerra de la liga con un botín irrechazable: la gente acusa el cansancio. Por eso, por agotamiento no por la Copa,  se fue Salva Sevilla a poco, ya no está para vientos ni mareas. Ni el Mallorca estaba para otra cosa que guarecerse de la ventisca que nunca llegó  a tormenta. No notó ni la lesión de Sastre. Pero ya se sabe, una racha fugaz puede derribar de pronto un árbol o hacer caer una teja y la vela que el Girona había desplegado para navegar en mar ajeno, se rajó cuando ambos contendientes daban por bueno un reparto de puntos que, como decía Luis Aragonés, no servía para nada.

La lectura más positiva es que este triunfo pudo no llegar, pero en ningún momento hubo que temer por la derrota. Algo es algo y, en este caso, algo es mucho.